Preguntas frecuentes sobre la epilepsia y las convulsiones en los perros
Los síntomas de la epilepsia en los perros son varios, diferentes y complicados de definir, tanto que existe una discusión sobre cómo llamar a una crisis con respecto a otra.
La dificultad en el diagnóstico radica no solamente en que el médico sea testigo del episodio, sino también en el hecho de que, a diferencia de la medicina humana, la evidencia de la electroencefalografía en perros no tiene forma alguna de realizarse, ya que es demasiado complicado de leerla.
Mientras que en los seres humanos podemos decir con este examen: “sí, es epilepsia”, independientemente de la sintomatología, en el perro, debemos confiar solo en una descripción del dueño que podría ser confusa, dada la cantidad de comportamientos similares a este tipo de crisis, como por ejemplo, episodios sincopales, igualmente aterradores, pero ciertamente que no son de origen neurológico.
Los síntomas de la epilepsia se clasifican de acuerdo a varios parámetros. Empecemos por la frecuencia:
- Crisis única: es una crisis epiléptica que ocurre al menos 24 horas de la otra;
- Crisis en clúster: cuando su frecuencia es inferior a 24 horas;
- Estado de mal epiléptico: cuando la crisis dura más de cinco minutos o cuando no hay recuperación de la conciencia del perro entre los ataques. Es el acontecimiento más grave y debe considerarse como algo severo, porque pone en serio riesgo la vida de la mascota.
¿Cómo ocurren las convulsiones?
Las convulsiones en los perros y en los gatos son cambios transitorios e involuntarios en el estado neurológico y del comportamiento, y son causadas por la actividad anormal de las células de la corteza cerebral.
En muchos casos se manifiestan como episodios que duran unos pocos minutos, y están caracterizados por:
- pérdida de conciencia
- incapacidad para mantenerse parado
- contracciones tónico-clónicas de las extremidades
- incontinencia fecal y de orina
- salivación excesiva.
En algunos casos, la crisis convulsiva puede ir precedida por una fase de nerviosismo particular del animal, que puede durar incluso varias horas, al igual que el estado mental después de una crisis convulsiva puede permanecer alterado durante mucho tiempo.
¿Cuáles son las causas de las convulsiones?
Las causas de las convulsiones en los perros son, sin duda, numerosas. En la lista de diagnósticos diferenciales es necesario tener en cuenta las patologías primarias que afectan al cerebro, como las inflamaciones y los tumores, pero también todas las enfermedades metabólicas capaces de desencadenar de forma secundaria una sintomatología neurológica convulsiva, como la hipoglucemia, el envenenamiento y los trastornos hepáticos.
Como pueden ver, son varias y diferentes las causas:
- Vascular: por hemorragia cerebral, o ictus.
- Infeccioso-inflamatorio: moquillo, cólera, meningoencefalitis, etc.
- Traumático: traumatismo craneal.
- Anormal-congénito: anomalías genéticas como la hidrocefalia o la lisencefalia.
- Metabólico: por sustancias que se acumulan en el cuerpo como resultado de enfermedades e intoxicaciones, o que faltan en el organismo (Cushing, hipocalcemia, hipoglucemia), etc.
- Idiopática: por tanto, epilepsias primarias.
- Neoplásica.
- Degenerativa.
La hipoglucemia
Entre las enfermedades metabólicas, el insulinoma (una neoplasia pancreática) puede provocar una hipoglucemia grave con convulsiones, especialmente en perros de mediana edad o en los más ancianos.
Estos ataques no se resuelven, lo que a menudo conducen a un estado epiléptico (en el que la crisis es continua y dura más de 5 minutos).
También es frecuente la crisis convulsiva, que se presenta en el perro diabético, donde la hipoglucemia puede ser causada por la resistencia a la insulina o por una administración excesiva de insulina.
Otros signos relacionados al bajo nivel de azúcar en la sangre en los perros son:
- Falta de vitalidad,
- Desorientación,
- Colapsos,
- Debilidad generalizada,
- Mareos,
- Falta de coordinación,
- Comportamiento extraño
Enfermedades hepáticas
Las encefalopatías hepáticas son síndromes neurológicos, causados por un mal funcionamiento del hígado. Este órgano tiene la función fundamental (en definitiva), de transformar las sustancias que son asumidas en partículas no tóxicas y asimilables. Entran en el hígado, se metabolizan y por lo tanto, son re-introducidas en circulación.
En condiciones de salud, existe una barrera, llamada hematoencefálica, que no permite el paso de elementos de la circulación sanguínea al cerebro. Sin embargo, si el hígado está afectado, algunas sustancias no metabolizadas pueden pasar esta barrera, y pueden llegar a enfermar el encéfalo.
Esta es la situación que se produce en el llamado shunt-portosistémico, en el que uno o más vasos no pasan a través del filtro hepático. Son bastante frecuentes y normalmente de origen congénito (por lo que los cachorros nacen con esta malformación). Los síntomas no solo son nerviosos, sino también gastrointestinales y ocurren tempranamente en la vida del perro.
Hipocalcemia (poco calcio en la sangre)
También la hipocalcemia es una condición frecuente, debido a enfermedades metabólicas como la pancreatitis, el hipoparatiroidismo o insuficiencia renal. Incluso la hipocalcemia puerperal puede causar convulsiones que se producen sobre todo con rigidez muscular, calambres, inquietud y agresividad.
Neoplasias, tumores cerebrales
El inicio es más frecuente en perros adultos, y la evidencia de crisis epilépticas en casos de neoplasias y tumores cerebrales varía de 45% a 75% de los casos.
En el caso de los tumores, es importante recordar que las convulsiones también pueden presentarse en perros aparentemente sanos, especialmente si la neoplasia se localiza en las llamadas áreas quiescentes, es decir, que no muestran síntomas evidentes incluso si están afectadas.
Epilepsia hereditaria
La epilepsia idiopática, como hemos observado, es de origen genético. Su transmisión se ha verificado y analizado (a través del estudio de los pedigrí) en el Lagotto romagnolo y en el perro salchicha, en los que se destacó una mutación genética en el ADN, transmisible de generación en generación.
Se puede definir el diagnóstico, una vez que se haya excluido todas las otras causas posibles, a través de las pruebas que describimos anteriormente. Esto es evidente en perros entre las edades de 6 meses y 6 años, perfectamente normales entre una crisis y otra.
El tratamiento necesariamente se prolongará a lo largo de la vida del perro, por lo tanto, tendrá una esperanza de vida inferior a la de un perro sano. Este último dato está influenciado por la capacidad de controlar las crisis con el tratamiento, la frecuencia y la edad en que inicie la epilepsia.
¿Qué es la epilepsia idiopática?
La epilepsia idiopática es la causa más frecuente de convulsiones en los perros, y se define como una enfermedad caracterizada por una predisposición a desarrollar convulsiones epilépticas sin una causa subyacente.
Por lo general, se presenta en perros jóvenes, entre los 6 meses y los 6 años de edad, y hay algunas razas de perros más predispuestas que otras a padecer de esta enfermedad, como por ejemplo:
¿Cómo se diagnostica la epilepsia idiopática?
El diagnóstico de la epilepsia idiopática en los perros se lleva a cabo excluyendo las causas más comunes de convulsiones. El perro que padece epilepsia normalmente se somete a un examen neurológico, análisis de sangre y orina, seguido de un examen del líquido cefalorraquídeo. En el caso de que todas las pruebas resulten negativas en un perro con inicio de convulsiones a una edad temprana, se puede emitir una sospecha de epilepsia idiopática.
¿La vida de mi perro está en peligro durante la crisis?
Una crisis epiléptica aislada y de corta duración no pone en peligro la vida de nuestros amigos de cuatro patas, pero la sucesión de múltiples crisis repetidas, una tras otra (“estado epiléptico”) representa, en cambio, una verdadera emergencia neurológica y cómo esto requiere una intervención oportuna.
En estos casos, es necesario “desconectar” la corteza cerebral con la administración de fármacos anticonvulsivos por vía intravenosa o mediante el uso de anestésicos generales, ya sean inyectables o inhaladores. En caso de una o más convulsiones epilépticas, es esencial que te pongas en contacto con tu veterinario.
¿Cuál es el tratamiento de la epilepsia idiopática?
La epilepsia idiopática en los perros se trata con medicamentos destinados a disminuir la intensidad y la frecuencia de las convulsiones. Existen varios medicamentos anticonvulsivos en el mercado, y cada perro puede responder de manera diferente al tratamiento de estos fármacos, por lo que no existe un tratamiento universal, así que la terapia se “cose como un vestido” en cada paciente individual.
El tratamiento en la mayoría de los perros debe continuar durante toda la vida y requiere controles periódicos a lo largo del tiempo. Puede ser muy útil llevar un diario donde registrar todos los eventos epilépticos que ocurren a lo largo del tiempo, para tener bajo control el progreso de la enfermedad y la respuesta a los medicamentos.
La epilepsia puede aparecer como una enfermedad molesta e impredecible, no siempre es fácil encontrar el tratamiento “perfecto”, pero es posible a través de una buena colaboración entre el dueño y el veterinario brindar a los perros que padecen epilepsia una buena calidad de vida.
conclusiones
La epilepsia en los perros es una enfermedad que se complica sobre todo por la gran cantidad de causas que la pueden provocar. Un enfoque de diagnóstico correcto es esencial para poder lidiar con una reducción efectiva de los síntomas.
El control de la enfermedad se puede realizar mediante un trabajo de vigilancia, pruebas y colaboración entre el médico y el dueño de la mascota, quienes tendrán que interactuar continuamente con su médico.
Es importante suministrar dosis regulares del medicamento a diferentes intervalos dependiendo de la terapia utilizada, solo para verificar que no haya niveles séricos más bajos con el tiempo.
Desafortunadamente, no hay reglas definidas, pero los intentos continuos para lograr el mejor resultado, y la respuesta también es muy variable según el tamaño y la causa de la aparición de la enfermedad.
Es muy importante respetar los intervalos de administración de medicamentos, prestar atención a los episodios de diarrea severa y persistente que podrían disminuir la eficacia del tratamiento.
Además, es útil asociar una protección para el hígado, incluso una dieta adecuada, con la administración de alimentos bien digeribles y de alta calidad, ciertamente ayudará a evitar una mayor carga en el órgano.
Si tienes más dudas, puedes consultar a un profesional cerca de tu casa, que te brindará una buena atención y responderá a todas tus preguntas.
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