¿Tienes un perro agresivo? Esto es lo que debes hacer…

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¿Tienes o conoces un perro agresivo? Veamos las técnicas correctivas.

Si has adoptado un cachorro o te han regalado uno, un amor sincero y único nace desde el primer momento. Esta amistad será muy fuerte y durará toda la vida. Con el paso del tiempo, poco a poco, comenzarás a aprender más sobre su carácter y, por lo tanto, también sobre sus posibles defectos. Hoy hablaremos, en particular, sobre cuándo descubres que tienes un perro agresivo.

Un ejemplar dócil y bueno con el dueño pero que ataca a otros perros, personas adultas e incluso a niños, son claramente síntomas de agresividad. Cuando una mascota comienza a mostrar agresión es importante reconocerlo. No esperes a que sean tus familiares o vecinos a decírtelo, trata de comprender que este es un problema que debes resolver de manera inmediata y correcta.

Agresividad en perros: síntomas

  • Pronuncia ladridos amenazantes;
  • Tiene una mirada violenta;
  • Se pone rígido;
  • Gruñe;
  • Muestra sus dientes;
  • Ataca a su objetivo inminentemente;
  • Sacude mientras muerde.

Hay una serie de técnicas correctivas que te permitirán adiestrar y calmar al perro. La raza a la que pertenece no es un elemento distintivo, de hecho, no afecta en absoluto. Es necesario trabajar a nivel psicológico y establecer una conducta más saludable para eliminar toda posible violencia.

Perros agresivos: comportamientos

Si notas una actitud agresiva que se repite constantemente, nunca la subestimes. En primer lugar, será necesario interpretar y estudiar estos comportamientos para establecer causas y frecuencia. Algunos animales pueden atacar si se le acercan de forma repentina, por miedo o defensa. Otros desarrollan una especie de resentimiento hacia ciertos especímenes. O, simplemente, el instinto cazador prevalece en ellos. En particular contra pequeños animales, gatos, roedores o insectos.

Agresividad en perros: tipos y causas

  • Perros agresivos por miedo;
  • Agresividad por maternidad;
  • Agresividad protectora;
  • Perros agresivos por defensa;
  • Agresividad por dolor;
  • Agresividad territorial;
  • Agresión redirigida;
  • Agresividad entre perros;
  • Agresividad por juegos;
  • Por último, agresividad por liderazgo.

Saber identificar las causas desencadenantes en un perro agresivo significa reducir el rango de acción de cualquier posible intervención. La solución más rápida y efectiva pasa por aquí mismo. De hecho, puedes evitar las actitudes más violentas evitando situaciones que causen tensión y estrés en tu amado perro.

Perros agresivos: socialización

Existen situaciones en las que los perros muestran actitudes específicas a la agresividad. Hablamos, por ejemplo, del aislamiento social. O, mejor dicho, a la mala costumbre de no querer estar entre los demás. Para evitar el inicio de esta patología psicológica, es bueno que acostumbres a tu perro, desde una edad temprana, a socializar. Cuando tiene entre 2 y 4 meses, tendrías que acostumbrarlo a estar con otros perros, personas y animales de diferentes especies.

Una mayor socialización significa una mejor adaptabilidad y facilidad para crear relaciones sociales. Además de este equilibrio mental, acostumbrarás al animal a ajustar su mordida cuando juegue y a que dosifique su fuerza. Sin embargo, recuerda siempre acompañarlo de cerca en el juego. Recompensa las actitudes positivas y no las desproporcionadas.

Perros agresivos: cómo trabajar sobre la obediencia profunda

Un perro agresivo actúa por instinto y por la falta de reglas precisas. Si el animal queda demasiado libre, existe el riesgo de crear una especie de trastorno mental en la que el perro no sabe bien qué debe hacer. Y por lo tanto, a actuar sin limitaciones. Esfuérzate por ser la “guía que necesita”, el líder de la familia, dicta reglas coherentes y válidas. Tu amigo de cuatro patas siempre sabrá cómo actuar porque será consciente de lo que puede y no puede hacer.

Un excelente ejercicio es coordinar los movimientos del perro a la correa. Entrénalo para caminar a tu propia velocidad. Dale tiempo para aprender y enséñale comandos y ejercicios aptos a poder fortalecer tu liderazgo.

Perros agresivos: enseñarles a soltar

Como ya sabrás, los perros pueden asociar órdenes vocales con ciertas acciones. Si está bien adiestrado, un perro puede responder de inmediato a órdenes tales como: “sentado”, “ven aquí” o “ataca”. Para evitar conductas agresivas, es una buena idea entrenar a tu amigo para que pueda soltar o no morder.

En este sentido, los juguetes de goma o tela son una gran herramienta de adiestramiento. Coloca el juego frente a la nariz del perro y espera a que muerda. Luego trata de alejarlo, repitiendo el comando “deja” en voz alta. Recompénsalo rápidamente cada vez que obedezca. Con el tiempo, tu amigo de cuatro patas comprenderá que no puede morder todo y que, sobre todo, si deja de morder, será recompensado.

Es necesario evitar que el animal utilice toda la fuerza de su mandíbula, haciéndole comprender que es un comportamiento incorrecto y prohibido.

Perros agresivos: correr, jugar y socializar

Si un perro pasa mucho tiempo solo, encerrado en un espacio pequeño, incapaz de correr o de hacer movimiento, es propenso a desarrollar un comportamiento agresivo. La vida sedentaria es una de las principales razones de la agresividad canina.

En lugar de pasear a tu perro durante diez minutos, apresuradamente y justo debajo de tu casa, tendrás que pasar más tiempo con él. Ya sea para realizar una actividad física, que también es buena para ti, o para ayudarlo a socializar con alguien. Ya sean humanos o animales. Jugar, correr, caminar durante una o dos horas favorece la liberación del estrés. El perro se distraerá, se divertirá y, inevitablemente, se cansará, eliminando cualquier tipo de comportamiento agresivo. Tener un perro significa amarlo y, por lo tanto, velar por su bienestar, tanto físico como mental.

Por último, ten en cuenta que cada perro se parece a su dueño. Evita golpearlo, establece reglas fijas y adiéstralo con constancia y coherencia. La violencia genera más violencia, no lo olvides.

Perro agresivo con el dueño

La agresividad del perro hacia el dueño es un problema más común de lo que uno puede pensar. Las crónicas, en general, se refieren a los ataques sufridos por personas que no tenían relación con el animal agresor, pero, en la práctica diaria, hay muchos educadores y veterinarios que reciben solicitudes de ayuda de personas que han sufrido un comportamiento agresivo (incluidas las mordeduras) de su amigo de cuatro patas.

Como hemos visto, hay varias formas de agresión por parte de los perros (miedo, defensa, redirigida, etc.), hacia el dueño generalmente se define como dominación agresiva y está conectada a la relación de liderazgo que generalmente se establece entre el perro y los miembros de una familia.

¿Por qué el perro es agresivo con el dueño?

En la gran mayoría de los casos, la agresividad del perro hacia el dueño es el resultado de estrategias educativas y comportamientos incorrectos por parte de este último, en otras palabras, un perro adecuadamente controlado y guiado desde los primeros meses de vida en la familia difícilmente será agresivo.

Sin embargo, si se han cometido errores en la relación, y el dueño no ha podido ser la guía que el perro necesita, el riesgo de agresión es real. La raza del perro no es un elemento determinante en la agresión por liderazgo, mientras que el sexo parece tener cierta influencia (los machos no castrados están más frecuentemente involucrados en tales problemas).

La edad también parece tener su importancia, de hecho, los comportamientos agresivos hacia los dueños generalmente ocurren solo después de que el perro ha pasado el año y medio de vida.

Perro agresivo con el dueño: ¿qué hacer?

El perro se comporta agresivamente porque, por su parte, cree que ha recibido señales de confirmación del dueño. Es necesario, antes de que la situación se precipite de manera irreversible, restablecer un liderazgo correcto.

La forma incorrecta de hacerlo, es usar la imposición o, peor aún, la fuerza. En cambio, debemos comenzar a comportarnos como líderes, y los verdaderos líderes no recurren a la violencia si quieren lograr el respeto. La terapia, por lo tanto, consiste en restaurar el respeto correcto entre el perro y el dueño.

Si tienes más dudas, puedes consultar a un profesional cerca de tu casa, que te brindará una buena atención y responderá a todas tus preguntas. El consejo de un educador canino o un especialista en comportamiento podría ser útil.

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